sábado, 23 de agosto de 2014

ECONOMÍA MIXTA

 



Problemática de la economía mixta

Problemas conceptuales

En la práctica es difícil encontrar sistemas económicos puros. 
 Esto se debe, por lo menos en parte, a que, por un lado, incluso los proponentes originales de tales sistemas dejan espacio para el funcionamiento al menos parcial de modelos diferentes -o elementos de tales- dentro de un esquema general que correspondería a su visión  y, segundo, a que en la realidad siempre hay límites prácticos -si no de otra cosa, temporales- a la implementación de tales propuestas. Desde este punto de vista algunos han notado que, a través de la historia, las autoridades (gobiernos o estados) han tendido a ejercer por lo menos algún tipo de control sobre las actividades económicas (impuestos, prohibición de comerciar ciertos productos, etc). Al mismo tiempo, siempre ha habido un límite a la capacidad de esas autoridades para ejercer ese control en forma absoluta. Por lo tanto, la gran mayoría de las economías a través de la historia podrían ser consideradas en la práctica como economías mixtas.
Por lo menos en parte como consecuencia de lo anterior, no hay un consenso acerca de como definir exactamente las economías de los países. Esto tiene como resultado -entre otros- que es difícil diferenciar positivamente una economía mixta de los otros modelos.
Sin embargo, tanto los proponentes de la economía mixta como otros sugieren que, dado que la mayoría de las propuestas económico-políticas implican ciertos elementos centrales sin los cuales -se sugiere- el proyecto no es realizable (tales como un mercado libre o control estatal completo sobre el mercado); siendo, en ese sentido, más acerca de estados ideales que realidades observables y sin embargo generalmente se acepta llamar a una economía que tienda y busque ese situación ideal por el nombre del objetivo final, no seria irracional denominar una economía como mixta cuando el modelo difiera substancialmente de esos proyectos, especialmente si esa diferencia es intencional.
En realidad es difícil esperar que tal mixtura sea perfectamente balanceada. Es legitimo, en consecuencia, notar que algunas economías mixtas tienden a cierta dirección o preservan ciertos elementos que pueden, o no, ser considerados centrales o esenciales para alguna otra visión. Así, por ejemplo, la economía mixta tal como fue implementada en Inglaterra preservo, en gran medida, el sistema de propiedad privada de los medios de producción, consecuentemente, fue denunciada como un disfraz o emeloracion del capitalismo.  En la otra mano, los partidarios del neoliberalismo la denunciaron, notando que introdujo control estatal sobre ciertos sectores económicos, como un primer paso que llevarían irrevocablemente al socialismo y la dictadura
Lo anterior de hecho da origen a problemas que tienen importantes repercusiones en el debate tanto político como económico."El verdadero debate hoy en día gira en torno a encontrar el balance correcto entre el mercado y el gobierno. Ambos son necesarios. Cada uno puede complementar al otro. Este balance será diferente dependiendo de la época y el lugar."

Objetivos principales de la economía mixta

La propuesta de la economía mixta carece, a diferencia de las otras propuestas principales acerca de la organización de los sistemas económicos, de una figura central o "padre fundador". Sin embargo, los proponentes de la economía mixta aceptan generalmente como proyecto central el reemplazo de materias de principios u objetivos ideológicos de largo plazo — tales como poner los procesos y estructuras económicas bajo el dominio absoluto de ya sea la competencia o la cooperación o dar rienda suelta a la libertad económica o la planificación — con la proposición que, en la práctica, ambas perspectivas tienen alguna validez, de acuerdo a lo que se desee lograr. Lo anterior implica que las decisiones al nivel más alto -de economía política- no pueden ser ajenas a, o independientes de, consideraciones y objetivos más amplias, tanto sociales como éticas. Lo económico debe estar, en las palabras de, primero Thorstein Veblen  y, posteriormente, de Karl Polanyi,  integrada ("empotrada" o 'incrustada") con el resto de las estructuras sociales, alternativamente, amenaza con destruirlas. (ver Economía institucional y Democracia económica, etc).
Así, por ejemplo, Tawney argumenta que ".... Cualquier propuesta razonable de organización económica debe tomar en cuenta que, a menos que la industria vaya a estar paralizada por revueltas recurrentes por una humanidad injuriada, debe satisfacer criterios que no son puramente económicos".  En la misma vena Alfred Müller-Armack argumenta que: '"la economía tiene que situarse como una sirviente de la humanidad", al servicio de cosas supra-económicos, tales como valores humanos y culturales  y que "Seria un error calamitoso dar la tarea de crear un orden social final al automatismo del mercado".
Jeffrey Sachs argumenta que tales consideraciones no son, para países afectados por la pobreza, las "más apremiantes. Su mayor desafío, y el más acuciante, es satisfacer las necesidades básicas de sus ciudadanos. Pero, para cada vez más países, la reflexión de Thinley sobre las fuentes máximas de bienestar no solo es oportuna sino urgente. Todos saben de qué manera el consumerismo al estilo estadounidense puede desestabilizar las relaciones sociales y conducir a la agresividad, la soledad, la ambición y el exceso de trabajo al punto del agotamiento.... Cómo guiar a la economía para que produzca felicidad sostenible -combinando bienestar material con salud humana, conservación ambiental y resistencia psicológica y cultural- es una cuestión que es necesario abordar en todas partes.".
Lo anterior implica que, al nivel más general, las políticas económicas de una sociedad no pueden estar constreñidas solamente por consideraciones de crecimiento y eficiencia económica, sino que debe tomar en cuenta criterios de Equidad; Justicia social; Estabilidad o integración (incluyendo tanto consenso político como Cohesión social); a fin de lograr un Desarrollo social y Desarrollo económico entendido como lo que Ignacy Sachs llama desarrollo completo o "total".
Sin embargo, no todos los modelos de la economía mixta están de acuerdo acerca de cual seria el aspecto central a enfatizar. Algunos sugieren, a partir de una propuesta por Abram Bergson  que el aspecto central es la capacidad de elección de los individuos y, a nivel colectivo, la suma de tales elecciones, consecuentemente, la función de la economía es proveer la bases materiales para poder implementar tales decisiones, (ver Economía del bienestar). Para quienes han sido influidos por Ernst Friedrich Schumacher, lo humano es una cuestión de escala, y debe estar en armonía con lo natural (ver Lo pequeño es hermoso, Desarrollo sostenible, etc). Otros, basándose en una propuesta, similar a la original de Tawney pero desarrollada independientemente por los partidarios del ordoliberalismo,  argumentan que la economía debe crear un orden ético que es la base de toda sociedad estable, lo que se implementaría, prácticamente, al nivel distributivo.
Similarmente, hay diferencias respecto al como tales políticas deben ser implementadas. Por ejemplo, para algunos el Estado (entendido como la organización política de la sociedad) debe descargar sus obligaciones al nivel más alto, el de gobierno, cuyas autoridades son elegidas con el propósito, y tienen, por lo tanto la obligación, de dirigir, controlar y administrar las instituciones comunes o cosa pública; mientras que para otros lo funcional es que los problemas sean resueltos por la autoridad al nivel más bajo, más cercana al problema mismo (ver Principio de subsidiariedad). Para aún otros, los problemas deberían ser resueltos en la medida de lo posible no por autoridades políticas sino por la comunidad misma, a través de formas y sistemas de Organizaciones no gubernamentales —incluyendo Movimientos sociales; sindicales; sociedades y asociaciones regionales, locales y generales, etc.
En relación a ese último punto, tanto Schumacher como David Schweickart sugieren que la consideración fundamental no debería ser acerca de la propiedad de los medios de producción, sino el control sobre los mismos: “el problema no está en tener que elegir entre una economía planificada o una de mercado, pero en integrarlas ambas en un sistema democrático”. En otras palabras, si asumimos que la economía debe incorporar objetivos comunales, la forma más funcional de hacerlo es poner las estructuras económicas bajo control comunitario. Eso no impide, en la visión de esos autores, la ganancia personal ni la competencia, o, a nivel más general, el funcionamiento del mercado, pero asegura que ese funcionamiento corresponda a los intereses comunales.
Obviamente, es el crecimiento el que provee los recursos tanto fiscales como más generales que posibilitan el mejoramiento individual esencial para el Bien común y facilita el altruismo social, haciendo así no solo más aceptable políticas distributivas a los sectores que económicamente estén en mejor situación pero creando también las circunstancias en las cuales tanto el estado como los sectores menos favorecidos no necesitan depender de esa buena voluntad para la implementación de tales políticas. Pero igualmente obvio es que si los frutos de ese crecimiento no se distribuyen equitativamente en una sociedad, no se ha alcanzado el propósito:. " si el crecimiento económico no es compartido, el desarrollo ha fallado" (ver también Eficiencia distributiva).
En general, todas esas sugerencias asumen que la persecución del interés común presupone el respeto a la libertad de elegir y disentir pero también de participar, tanto de individuos como de grupos, consecuentemente se encuentran dentro de los límites establecidos por la democracia y el estado de derecho. Así, por ejemplo, Amartya Sen aduce que si bien la democracia no asegura el desarrollo, constituye parte de un “paquete” sin el cual no puede haberlo, En otras palabras, Sen sugiere que la democracia es una condición necesaria pero no suficiente para lograr ese desarrollo verdadero de I. Sachs, pero la democracia en si no puede ser evaluada solo con un criterio instrumental de producir bienestar económico. En las palabras de Joseph E. Stiglitz: "es importante recordar lo central: éxito significa desarrollo sostenible, equitativo y democrático, que se concentra en aumentar los niveles de vida, no solo medidos en términos de PNB.

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